120 palabras son muchas si las pones en fila.
Pero parecen menos cuando posan en forma de
columna.
Y es que las palabras, cuando quieren, son muy
coquetas.
Se maquillan, se cortan las puntas, se viste de
seda o se desnudan dependiendo de la ocasion.
Porque saben que ellas mandan.
Se saben poderosas.
Nos hacen llorar, reir o sufrir.
Nos esclavizan.
Nos martirizan.
Nos ridiculizan.
Pero tambien pueden hacerte estallar el ego,
hacerte sonrojar o enloquecer.
Son santas y putas a la vez.
Anfitrionas en fiestas de lujo y
madames en burdeles de puerto.
Han derribado imperios poderosos,
destruido eternas dinastias a su antojo.
Aquel que las enamore tendra el placer
de dominar conciencias.
De manejar el ayer.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
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1 comentario:
Me encanta que vuelvas a escribir :)
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